Otra pequeña pelea. No es gran cosa, te reconciliarás ahora mismo y volverá a estar bien. Sin embargo, la negligencia constante de los conflictos y discusiones menores puede eventualmente conducir a una gran pelea. Y entonces ya no será agradable.
Zapatos en medio del pasillo, calcetines desparramados, platos sin lavar. Cualquier excusa es buena para iniciar una discusión. Una opinión diferente sobre una determinada persona, la negativa a ver el mismo programa de televisión o una diferencia de opiniones políticas también pueden provocar un conflicto. La gama de causas de desacuerdo es extremadamente amplia.
Llega a la raíz del argumento
Tiende a olvidarse rápidamente de las discusiones. Pero regresan como un bumerán, y con el tiempo empiezan a salirse de control. - Las pequeñas disputas pueden dar lugar a discusiones serias. Si no diagnosticamos la fuente del problema a tiempo, los argumentos volverán periódicamente. Y esto puede arruinar la relación, advierte Monika Dreger del Grupo Psicológico de Varsovia. Mucho depende también de la resistencia de los cónyuges o parejas comprometidas. Después de todo, todos tienen una estructura psicológica diferente: después de algunos, el balde de lavado se cae como un pato, otros reaccionan con agresión e intensifican la atmósfera terrible, otros reprimen sus emociones y después de un tiempo explotan como un volcán.
Hazlo necesariamente
Discute con tu cabeza
1. Critique el comportamiento, no a la persona. "Dejar calcetines sucios en la habitación es descuidado" suena mejor que "Eres descuidado".
2. Deje que el otro lado hable. No eres el único que tiene algo que decir. Los argumentos de la otra mitad son tan importantes para ellos como tus argumentos para ti.
3. Cuide sus palabras. A veces es fácil extraviarse y decir emocionalmente algo de lo que te arrepentirás más tarde.
4. Encuentre un compromiso. Hay momentos en los que es imposible hacer felices a ambas partes. Es dificil. Renunciar a algo para ganar algo más.
5. Cuida tu voz. Un tono agresivo, llamativo y exigente puede actuar como una manta para el toro. Mejor hablar con calma.
La táctica de no mencionar los problemas
A menudo, las tensiones aparentemente inofensivas son el resultado de una mayor animosidad. - Sucede que resentimos a la otra persona por algún comportamiento pasado. No hablamos de ello en voz alta, reprimimos las malas emociones dentro de nosotros. Elegimos la táctica del silencio, pretendemos que no hay problema. Sin embargo, lo es y nos atormenta. Derramamos reclamos excesivos con motivo de conflictos menores, señala Emilian Walendzik, psicólogo. Esta estrategia es un camino a ninguna parte. No solo estropea regularmente las relaciones comunes, sino que también hace que sea imposible llegar a la esencia del asunto, es decir, al problema real. La otra mitad no comprende por qué se siguen multiplicando los diversos agravios. Para evitar situaciones tan desagradables, finalmente debes atreverte a decir en voz alta lo que nos molesta.
Conversación en lugar de discutir
A veces, los pequeños conflictos no tienen por qué salir mal. Sucede que la relación está formada por dos personalidades muy fuertes que odian cuando se les impone algo. Esta situación automáticamente les dificulta la comunicación. Sin embargo, no se puede culpar a los personajes difíciles. Tienes que encontrar compromisos. Encontrar la media dorada no tomará cinco minutos, probablemente tendrá que discutir varias veces en el camino. Aún así, vale la pena intentarlo. ¿Qué otras causas de discusiones en la relación podrían ser? A veces solo queremos dar una palmada en la nariz. El problema es la inmadurez en la comunicación interpersonal, señala Emilian Walendzik. - Entonces es hora de finalmente aprender a hablar. Se requiere para funcionar no solo en una relación, sino también en una comunidad más grande, agrega.